29/4/08

Inmigrante de nacimiento


Hay quien cree que el racismo está casi erradicado de nuestra sociedad o al menos que estamos consiguiéndolo poco a poco. Mi opinión es que no hay nada más lejos de la realidad. No hace falta investigar mucho para darse cuenta; cualquier persona en su día a día puede percatarse de ello. En un sólo día he vivido dos situaciones que son una buena muestra de ello.

Nos situamos en el bus urbano. La mitad de los asientos ocupados, pero la mayoría bajo esa fea costumbre que tiene la gente de colocarse en el asiento pegado al pasillo, con el de la ventanilla libre para que nadie se siente a su lado. Un niño (rondaría los 10 años) con claros rasgos marroquíes y que quizás haya viviendo en España la mayor aprte de su vida, sube y se pasea por el pasillo en busca de sitio. Nadie fue capaz de moverse dejando libre su asiento o de invitarlo a sentarse en el de al lado. El niño, supongo que por timidez y tal vez bajo un equivocado complejo de inferioridad nacido de situaciones como estas, es incapaz de pedir asiento a nadie. Al final tuve que levantarme (mis dos asientos sí estaban ocupados), cederle el puesto al niño y pedir a uno del resto de viajeros asiento a su lado. ¿Crea esto marginación y sentimiento de rechazo? Está claro que si, pero nos quejaremos luego, cuando sea tarde y esto traiga consigo problemas, que es lo que en el fondo "nos gusta".

El segundo ejemplo es más simple y no se trata más que de la conversación entre mi peluquero y uno de sus clientes acerca de los inmigrantes y su preparación de cara a trabajar en nuestro país. El resto os lo podéis imaginar.

Son ejemplos del día a día que guardan tras de sí un problema social mucho más grave de lo que podamos imaginar.

2 comentarios:

Diego Zamora dijo...

El miedo nos atenaza, nos vuelve necios y agresivos.

El miedo no mueve el mundo, pero sobre el miedo hay quien construye una vida.

Y el inmigrante cumple todo para tenerle miedo. Lo peor es que Almería en su historia moderna ha sido sobretodo emigrante.

Diego Zamora dijo...

El miedo nos atenaza, nos vuelve necios y agresivos.

El miedo no mueve el mundo, pero sobre el miedo hay quien construye una vida.

Y el inmigrante cumple todo para tenerle miedo. Lo peor es que Almería en su historia moderna ha sido sobretodo emigrante.