19/4/08

En nombre de todos

Ha pasado poco más de un mes desde que Zapatero venció las últimas elecciones democráticas españolas el 9 de marzo, para ser exactos. Y esta vez venció sin trenes de cercanías de por medio, sin excusas. A pesar de ello, el Partido Popular está cayendo en los mismos errores en los que ya cayó hace cuatro años. Uno de ellos fue el de la oposición desmedida: no había pasado ni una hora del recuento de votos cuando ya se podía escuchar "Zapatero dimisión" en Génova y Rajoy saltaba al ritmo. Hace pocos días, el mismo Rajoy manifestaba que Zapatero sólo se preocupaba por "asuntos minoritarios y sin importancia para los españoles". Decir esto al mes de que la mayoría del país aprobara la pasada gestión del Gobierno me parece poco menos que una burrada en toda regla, una visible metedura de pata.

El segundo error es el de generalizar, el de hacer suyo el "todos" y "los españoles". Esto sigue siendo igual aún habiendo perdido las elecciones hace pocas semanas. Sin ir más lejos, las últimas declaraciones del alcalde almeriense y el presidente murciano y valenciano acerca del agua venían a decir algo así como que nos sentíamos (almerienses incluidos) insultados por esta política hidrológica. No hay más que leer su última columna en Teleprensa. Que nadie hable por mi. No pido más; que yo ya reflexionaré y sacaré conclusiones acerca de lo que me parece o no la política hidrológica de Zapatero. Pero seré yo quién lo haga.

Espero de veras que la tan necesitada renovación del Partido Popular se lleve a cabo cuanto antes, por el bien de nuestra salud democrática y por la necesidad de tener una oposición real y válida, para ponerle las cosas en su sitio al gobierno de turno cuando haga falta. Sigo esperando ese día.

Por cierto, que más le valdría haberse puesto así a Luis Rogelio como consecuencia de unas cuantas acciones relacionadas con el medio ambiente que nos afectan de forma directa a los almerienses y que son consecuencia de una nefasta política medioambiental del Gobierno. Será que no vende tanto.

3 comentarios:

Diego Zamora dijo...

Este tipo de actitudes son repugnantes. En Cataluña se da un variante ligada al nacionalismo. Consiste en decir Cataluña quiere, o los catalanes pensamos, o en Cataluña no gusta, y sandeces de este estilo. En realidad lo que quieren decir es, los nacionalistas quieren, los nacionalistas pensamos etc... Pero juegan a identificar los nacionalistas catalanes con todos los catalanes. Algo así como que el que no es nacionalista no es "verdaderamente catalán".
Todo muy parecido a las actitudes del PP para toda España.

Lo dicho, repugnante.

Guillermo Mirón dijo...

Si, el caso de "los catalanes" (ya sobradamente explicado por ti) y el de "los vascos" son el mayor ejemplo. Aunque el de "los españoles" ya te digo que no se queda atrás... aunque no en tono despectivo sino apropiándose de nuestra palabra. No sé qué es peor.

Un saludo.

Anónimo dijo...

No os lo podéis ni imaginar. Yo vivo ahora en un feudo catalanista/nacionalista que es Tarragona, y trabajo en un reducto todavía peor que es Reus: repugnante. Tengo que aguantar discusiones absurdas con gente que no entiende el concepto tolerancia, que repite consignas ridículas porque no sabe argumentar nada..patético. Es de un catetismo acojonante, porque se creen el ombligo del mundo, y asusta pensar que se creen en posesión absoluta de la verdad: como respuesta ante cualquier cuestión, la gran respuesta se limita a decir: los que no sois de aquí nunca lo entenderéis. Ellos nunca entenderán la tolerancia.