7/12/10

La 'neutralidad' de la Red

Hoy no es día para preguntarse por la neutralidad de la Red en sí, en lo que se refiere a los límites de conexión y posibles impedimentos para visualizar o descargar ciertos contenidos, que también. Hoy es un día para reflexionar sobre la neutralidad de quienes 'integran' la Red y sus consecuencias. 

En los últimos días, debido al cablegate y Wikileaks, hemos observado cómo agentes y empresas de máxima importancia dentro del comercio online se han posicionado, de manera sumisa, a favor del imperio norteamericano en el caso Wikileaks. Se han posicionado comercial y políticamente. El pasado sábado, PayPal, el servicio más demandado de pago online mediante correo electrónico, desactivó la cuenta de Wikileaks, argumentando que se estaban financiando "actividades ilegales". Definidas así por el propio servicio online antes que por la Justicia. Para echarse a temblar.

Amazon, la compañía estadonidense de comercio electrónico (libros, música...) expulsó de sus servidores a Wikileaks casi al instante de entrar, cuando la fuente de información se cobijó en ellos debido a los ataques que estaba sufriendo su sitio web.

La última en sumarse a esta barbarie, propia de toda una dictadura de las multinacionales (ahora sí que podemos empezar a hablar en serio de que este término se corresponde con la actual situación y contexto sociopolítico en el que vivimos) ha sido Visa y Mastercard. La primera ha suspendido los pagos a Wikileaks y la segunda ha cancelado su cuenta.

Incluso Twitter, el sitio de microblogging, es sospechoso de ocultar el caso #cablegate en sus trending topics, es decir, los asuntos de los que más se está hablando en ese momento, así como de modificar sus algoritmos de búsqueda para que no aparezca. En contra de lo que muchos creían y quizás como resultado de una decisión más relacionada con el marketing que con la libertad de expresión, Facebook sigue alojando su página de Wikileaks, sirviendo de gran soporte a la herramienta fundada por Julian Assange. Eso sí, por ahora.

Lo más peligroso de todo esto es que las acciones de estas compañías no son resultado de las peticiones de cientos de millones de usuarios que llenan los bolsillos de sus trabajadores y creadores. Es más, van en contra de lo que la inmensa mayoría de estos clientes querrían. Assange ha sido encarcelado, mientras que los assesinos de Couso siguen en la calle disfrutando de libertad y sin cargos de ningún tipo. Lo llamaban democracia. Una democracia que ahora hemos terminado de conocer por quién está controlada. Esto ha sido sólo el principio. Ya sabemos que quien no haga lo que los de arriba (llámese el otro lado del océano) quieren y establecen, quedará acorralado por el sistema.


Este boicot político-empresarial empieza a darme más miedo incluso que lo revelado por el cablegate. Y eso, repito, sí que me parece para echarse a temblar.